2015/04/09

¿Realmente existe el alma?

"Cristo Ahnsanghong y Dios Madre(la Madre Celestial) son los padres de nuestra alma"




La pregunta del alma ha sido un tema de mucha discusión y debate entre la gente durante mucho tiempo. Recientemente, un renombrado físico británico dijo: "La vida después de la muerte es un cuento de hadas para los que temen la muerte", y sus comentarios se han convertido en objeto de controversia.

Para los que piensan que la muerte es el fin de todo, el alma es solo una existencia creada por la imaginación humana. No solo los ateos sino hasta los que afirman creer en Dios, insisten en que no hay alma.

El alma existe

El alma existe; pero no podemos verla a simple vista. Esa es la razón por la que ha habido una larga disputa sobre la existencia del alma. Sin embargo, esto no significa que algo que es invisible no exista. Hay muchas cosas en el mundo que son invisibles pero existen.

Los gérmenes o bacterias son invisibles a simple vista, pero podemos observarlos cuando usamos un microscopio. Lo mismo sucede con el mundo espiritual.

Aunque es invisible a nuestros ojos, si usamos un instrumento especial, podemos verlo. Este instrumento es la Biblia escrita por medio de la inspiración de Dios.

El propósito final de Dios al darnos la Biblia es salvar nuestras almas (1 P. 1:9).
Es por ello que la Biblia contiene numerosos registros acerca del alma desde la historia de la creación.

Gn. 2:7 『Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.』

Un ser vivo se refiere a la combinación de polvo (cuerpo) y la respiración de vida(alma o espíritu). La muerte significa la separación del alma del cuerpo. Por eso, cuando un hombre muere, cada uno de estos dos elementos –el cuerpo y el alma–regresan a su lugar de origen.

Ec. 12:7 『y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.』
La Biblia demuestra que nuestras almas fueron ángeles que estuvieron con Dios en el cielo antes que naciéramos en esta tierra (Pr. 8:22-26, Job. 38:1-21, Lc. 15:3-7). El mundo en el que ahora estamos viviendo es un lugar donde están viviendo en la carne los ángeles que fueron expulsados del cielo como resultado de haber pecado contra Dios. Ya que el alma estaba originalmente en el cielo, cuando un hombre muere, su alma regresa a Dios que está en el cielo; su cuerpo regresa a la tierra y se descompone, pero su alma aún está viva y continúa existiendo.

Mt. 10:28 『Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.』 


Preparémonos para el cielo, el mundo espiritual

Las larvas de libélula que solo viven en el agua, nunca pueden imaginar un mundo con un cielo azul y hermosas flores que están en plena floración, donde volarán libremente después de convertirse en libélulas. De igual modo, los que vivimos en la tierra que nada es sino un punto de polvo en el universo lleno de miles de millones de galaxias, no podemos comprender fácilmente el mundo espiritual que recibiremos.

Dios ha dado la Biblia a los que están añorando la salvación con humildad en el corazón, a fin de que puedan comprender el mundo espiritual como si estuvieran viéndolo con sus propios ojos y puedan prepararse para esto. Si ignoramos las enseñanzas de la Biblia sin conocer la voluntad de Dios y vivimos solo para las cosas de esta tierra, donde no podemos vivir por más de 100 años, no podremos prepararnos para el mundo espiritual que vendrá algún día.

Incluso para los que están confiados de su vida en este mundo, la mayoría de ellos sienten temor cuando enfrentan la muerte. Sin embargo, los que tienen verdadera sabiduría pensarán de dónde vinieron los humanos y a dónde volverán, en lugar de estar confiados de que lo visible lo es todo, y se prepararán para el cielo, el hermoso mundo espiritual, con gozo y esperanza.

Ec. 12:13 『El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.』

Los apóstoles comprendieron el mundo espiritual que Jesucristo les enseñó, y se dedicaron a salvar almas, anhelando los premios celestiales que recibirían, sin estar atados a sus vidas físicas. Al igual que ellos, nosotros, que hemos comprendido los secretos del reino de los cielos que Dios Elohim nos ha enseñado, también debemos guiar a las personas a la justicia, creyendo firmemente en el mundo espiritual venidero y en los premios celestiales preparados para nosotros, a fin de brillar como las estrellas del cielo a perpetua eternidad.



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