2015/04/06

La fiesta de las primicias es El día de resurrección



El día de resurrección, en el que Jesús se levantó de los muertos, es una conmemoración del gran poder de Dios. En los tiempos del Antiguo Testamento, este día era llamado “la fiesta de las primicias. Esta es una sagrada fiesta de Dios que se celebra el día siguiente del día de reposo que sigue a la fiesta de los panes sin levadura (Lv. 23:9-14). La Iglesia de Dios, que obedece todas las enseñanzas de la Biblia fielmente, celebra el día de resurrección el día que la Biblia especifica, partiendo el pan que abre nuestros ojos espirituales; mientras que otras iglesias comen huevos hervidos, siguiendo las costumbres paganas, el día que no está en la Biblia.

Aprendamos correctamente el día de resurrección mediante la Biblia, y celebremos la fiesta sagradamente.


Origen

Los israelitas pudieron cruzar el Mar Rojo seguros bajo la protección de Dios, a pesar de sus temores y nerviosismo por la persecución del ejército egipcio. El ejército que los perseguía fue sepultado en el agua, porque el mar que se había dividido regresó a su lugar. Dios les mandó conmemorar todos los años el día en que salieron del Mar Rojo, para hacerles recordar el día de su gran poder; este es el origen de la fiesta de las primicias (Éx. 14:26-31).

Ceremonia

La misma palabra “primicias” nos indica su significado. Los israelitas traían al sacerdote una gavilla por primicias de los primeros frutos, y el sacerdote mecía la gavilla delante de Dios para que fueran aceptos, el día siguiente del día de reposo (Lv. 23:9-11).

En los tiempos del Nuevo Testamento, en este día Jesús dio pan, después de dar gracias, a los dos discípulos que iban a la aldea llamada Emaús; y los ojos espirituales de ellos se abrieron, y reconocieron a Jesús (Lc. 24:13-35).



Profecía y cumplimientoDios mandó al sacerdote mecer una gavilla de los primeros frutos delante de Jehová, para ser aceptos, el día (domingo) siguiente del día de reposo.

Lv. 23:10-12 『Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá.』

Aquí, los primeros frutos (las primicias) representan a Cristo, que resucitó de los muertos como primicias de los que habían dormido.

1 Co. 15:20 『Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.』

Una gavilla de los primeros granos, la ofrenda de la fiesta de las primicias, se traía a Dios el día después del día de reposo, es decir, el domingo; y las primicias representan a Cristo. Por eso es natural que el día de resurrección, cuando Jesús se levantó de los muertos, fuera domingo, el día después del día de reposo.

Mr. 16:2-6 『Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. […] buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; […]』

La fiesta de las primicias es una sombra del día de resurrección. Como la fiesta de las primicias se celebraba el día (domingo) después del día de reposo, así también el día de resurrección ha de celebrarse el domingo como consecuencia del cumplimiento de la profecía. Por tanto, la fiesta de las primicias, que es el día de resurrección, se celebra cada año el domingo. Al levantarse de los muertos como primicias de los que habían dormido, Jesús se ha convertido en la verdadera ofrenda de la fiesta de las primicias, que pertenece a las siete fiestas de tres tiempos.

Mt. 27:52-53 『y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.』

Los santos que fueron salvos a través del evangelio en aquellos días, llegaron a ser frutos maduros de la cosecha del trigo; y hoy, nosotros llegamos a ser los frutos maduros de la última cosecha de otoño (Éx. 23:16).


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